«Nada mueve una historia excepto el conflicto», escribe McKee. Pero esta filosofía, que para él es tan natural como respirar, tan evidente como que el sol sale por las mañanas, sólo es un tipo de historia, una fracción de la experiencia humana, que resulta especialmente interesante cuando nuestro objetivo último es entretener. Sin embargo, el potencial de la narrativa llega mucho más allá.
Las estrechas paredes de la narrativa
(O por qué parece que siempre jugamos a lo mismo)
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