Por todo esto, cuando Ygor cree que Ani debería llamarse Anora, como espectadores deberíamos creerlo. No preguntarnos por qué Ani rechaza esa idea, sólo asumir que es ella la que se equivoca. A diferencia de Navokov, Eugenides y Russell, Baker da esto por válido. Es Anora, no Ani. Anora, Anora, A N O R A.
Tres etiquetas para desactivar una idea
(Notas sobre el discurso público y la obra de Sally Rooney)
Y con esta autoconsciencia Rooney dibuja a sus personajes, estudiantes de la universidad más prestigiosa de irlanda, sofisticados lectores y exitosos profesionales que, a la vez, son miembros de la clase obrera frente a una sociedad aburguesada. Un mensaje que la propia editorial de Rooney, la sombra de su fenómeno literario, consigue desactivar.
Un utópico status quo
El sentido de Megalópolis como propuesta de futuro
Hay muchos criterios para considerar una película «buena» o «mala», usando aquí esos términos como una simplificación de los procesos de crítica. Uno de estos criterios —más recurrente entre los espectadores que entre la crítica— apunta a que una película es buena «si consigue lo que se propone» . Bajo esta luz, es fácil considerar Megalópolis no sólo una mala película sino un auténtico fracaso.
Fantasías burguesas y rupturas en el centro comercial
(La fantasía y el consuelo se encuentra en 1995)
Bajarse del tren en Viena no es una opción cuando no te cabe en el presupuesto sacar un segundo billete. Pasear sin destino no es inteligente cuando esa es la única oportunidad que tendrás en tu vida de ver todo lo que puede ofrecerte la ciudad. El desdoblamiento fantástico es un privilegio. Especialmente cuando se hace por placer y no por necesidad.
El sesgo en la mirada
Sobre las decisiones inconscientes en Parpadea dos veces
Como guionista y como directora Kravitz no tiene una mirada lo suficientemente preparada como para entender el efecto que el capitalismo tiene en los temas que quiere tratar. La forma en la que el individualismo, la presión para someter a otros o la acumulación como objetivo afecta a cómo nos relacionamos ahora entre nosotros pero no es intrínseca de nuestra humanidad.
Buscando nuestra identidad a través de la pantalla
Sobre regusto agridulce en la obra de Jane Schoenbrun
Por eso I Saw the TV Glow acaba con un grito. Un alarido de angustia como reflejo de una profunda soledad. Porque saber quién eres no es una victoria si no existe alguien, un otro, que lo pueda hacer real.
La comodidad y el consuelo del control
o cómo Lanthimos cambia la diana en Kinds of Kindness
todos estamos siendo controlados, dice Lanthimos. El director cree que eso nos gusta. Porque bajo su mirada, la libertad es terrorífica; un abismo desconocido. Un concepto tan salvaje y tan extraño que, ni siquiera con el salvavidas de la ficción, deberíamos intentar explorar.
Civil War: Imágenes para tiempos turbulentos
Sobre el sentido de las imágenes fuera y dentro de la pantalla
Garland es un creador de imágenes de ficción en movimiento que, en una película sobre creadores profesionales de imágenes estáticas, no entiende la relación que establecemos con ellas en el presente; que no comprende que, como apunta Godard en Elogio del amor, si vemos un paisaje nuevo lo comparemos con los muchos otros que ya conocemos porque nuestra relación con la imagen es acumulativa.
Cuando el lenguaje del videojuego no tiene que ser explicado
O como Lorelei and the Laser Eyes teme que lo malinterpreten
Desde Simogo están tan preocupados por cerrar la historia con contundencia, porque nadie se quede atrás y pueda hacerse, quizás, alguna pregunta, que expanden lo que debería ser el clímax de la historia hasta convertirlo en un examen tipo test.
No soñamos sueños de videojuegos
Una opinión en escenas relacionadas con el surrealismo
Se me ocurren un buen puñado de artículos que podrían formar parte del proyecto de mi amigo. Pero también considero que ninguno de estos enfoques puede aguantar el peso de una mirada crítica, enfocada con honestidad. Lo onírico está muy presente en el videojuego pero esta presencia es superficial; limitada a la estética, sin ambición constructora.